Es probable que en algún momento hayas recurrido a ingredientes de tu despensa como truco de belleza. Las mascarillas caseras para el pelo y otros tratamientos naturales inundan internet, con infinidad de propuestas para elaborar nuestros propios cosméticos. Se trata de utilizar las propiedades y beneficios de ingredientes comunes, que podemos adquirir fácilmente y sin un gran esfuerzo económico, para elaborar cosméticos caseros 100% naturales que harán maravillas. Supuestamente.
Visto desde una perspectiva general, la idea en sí no es mala. Todos sabemos trucos y recetas que han pasado de generación en generación, esos remedios naturales que ya utilizaban nuestras abuelas. Aunque en algunos casos pueden aportar beneficios, debemos tener en cuenta que realmente no son tan recomendables, que las anteriores generaciones no tenían muchas más opciones y que la investigación en el campo de la cosmética no había avanzado tanto como ahora.
Hoy nos centraremos en los ingredientes más conocidos para elaborar mascarillas caseras para el pelo, y analizaremos si realmente vale la pena que formen parte de nuestros rituales de cuidado. ¿Nos acompañas?
¿Es recomendable utilizar mascarillas caseras para el pelo?
Lo primero a remarcar es que, para obtener el mejor provecho de los nutrientes de los alimentos, la mejor vía es incorporarlos a nuestra dieta. Utilizarlos directamente, en este caso, sobre el cabello o el cuero cabelludo es otra historia.
Es cierto que no todas las mascarillas caseras para el pelo son perjudiciales; algunos ingredientes naturales (aplicados adecuadamente) pueden aportar ciertos beneficios e incluso beneficiar de manera clara la salud capilar. Pero otros, en cambio, probablemente no darán los resultados esperados o incluso te arriesgarás a sufrir alguna reacción adversa. Te contamos por qué.
La piel del cuero cabelludo es muy diferente del resto del cuerpo: es rica en vasos sanguíneos y contiene más folículos pilosos y más glándulas sebáceas que cualquier otra parte del cuerpo. Esta característica, en combinación con el hecho de que presenta su propia flora cutánea específica, hace que nuestros cueros cabelludos sean especialmente vulnerables a ciertos trastornos cutáneos como, por ejemplo:
Irritación: El cuero cabelludo es propenso a irritarse. Cuando esto ocurre con frecuencia o no se trata correctamente, puede dar lugar a microinflamaciones.
Sensibilidad: Los síntomas habituales son ardor, hormigueo, picor, dolor, enrojecimiento…, y pueden variar desde molestias leves hasta niveles de hiperreactividad o hipersensibilidad que presentan síntomas agudos.
Sequedad y prurigo: Cuando el equilibrio de humedad del cuero cabelludo se altera, este se vuelve seco y pruriginoso. Procesos cutáneos como la dermatitis atópica o la psoriasis, o factores externos como una mala elección del champú u otro tipo de tratamiento capilar puede alterar la humedad natural y deteriorar la capa protectora del cuero cabelludo.
Caspa: Es un proceso muy corriente que aparece cuando se acorta la renovación de las células del cuero cabelludo. Suele deberse a la proliferación del hongo Malassezia globosa, que altera los lípidos del cuero cabelludo, causando microinflamaciones y picor.
Y aquí es donde radica uno de los principales problemas de las mascarillas caseras, porque es muy diferente conocer las propiedades de un alimento, a saber cómo va a actuar al aplicarlo directamente en nuestro cabello o cuero cabelludo.
Ideas equivocadas sobre la cosmética casera
Si es natural, seguro que es bueno. En cosmética no nos podemos regir por los mismos principios que en la alimentación. Muchos alimentos, como las frutas, pueden ser de lo más sanos, pero también contienen ácidos muy irritantes (por ejemplo, la misma vitamina C) que pueden provocar reacciones adversas e incluso alergias si los aplicamos directamente en la piel.
Replicar una fórmula. Cuando se opta por hacer cosmética en casa, en ocasiones se intenta copiar la fórmula de un cosmético basándonos en su lista de ingredientes pero, en estos casos, no hay control de las dosis, de las concentraciones ni de la pureza de los principios activos. Eso sin contar que muchos de los principios activos necesitan ser estabilizados y encapsulados para que puedan penetrar la piel y llegar al lugar indicado.
Falsa seguridad. Por mucho que limpies tu cocina es imposible reproducir las condiciones de higiene y desinfección de un laboratorio y, sin un conservante para la mezcla, el riesgo de contaminación es muy elevado. Si te animas a preparar algún remedio casero, ten presente que debes utilizarlo al momento. Jamás guardes una parte para aplicarla otro día.
Cualquier compuesto químico es dañino. La cosmética desarrollada en laboratorio parte de la investigación y el estudio de los componentes, pruebas de alergia y sensibilidad e incluso ensayos clínicos que garantizan la seguridad de todos y cada uno de los ingredientes.
En definitiva, hay que tener presente que la utilidad de los productos cosméticos está determinada por la estabilidad, absorción y asimilación de las vitaminas y otros principios activos contenidos en dichos productos. Y que hoy en día, contamos con muchos productos, champús y lociones que superan ampliamente los supuestos beneficios de la cosmética casera y sin los riesgos que esta conlleva.
Ingredientes comunes de las mascarillas caseras para el pelo
Todos conocemos los ingredientes más habituales: aceite de oliva, zumo de limón, miel, yogurt, huevo, vinagre,...Todos ellos son ingredientes con muchas propiedades y básicos de una dieta saludable y equilibrada. Ingeridos, aportan muchos beneficios para el cabello: vitaminas, proteínas o ácidos grasos, por ejemplo. Pero al aplicarlos directamente, debes saber que la mayoría no te darán los resultados que esperas, mientras que otros pueden traerte más problemas que beneficios.
Miel: Indiscutiblemente, uno de los ingredientes más utilizados para la elaboración de mascarillas caseras para el pelo, sobre todo por sus cualidades humectantes. Pero cuidado, aplicada en el cuero cabelludo, crea el medio perfecto para la proliferación de bacterias.
Aceite de oliva: aplicado de medios a puntas, puede resultar útil para hidratar el cabello seco y evitar el efecto encrespamiento, aunque sólo superficialmente, ya que no penetra la cutícula. Lo que si debes tener en cuenta que se trata de un ingrediente muy oclusivo, que tapona con facilidad los poros. Huye de él si tienes la piel o el pelo graso.
Huevo igual que con el aceite de oliva, de notar algún beneficio, será superficial. Aplicando el huevo “tal cual”, la proteína puede tener algún efecto en la superficie del cabello pero no es capaz de penetrar los folículos pilosos, por lo que todos los argumentos de que una mascarilla con huevo fortalece el cabello o incluso previene la caída, son rotundamente falsos.
Zumo de limón: Ideal para el pelo graso, para la caspa, para frenar la caída, para exfoliar, para tener un pelo más brillante, más fuerte… Se dice que el limón tiene infinidad de beneficios para la salud capilar y muchos son verdad. Pero estos efectos normalmente son temporales y no solucionan el problema de raíz cuando la aplicación es por vía tópica. El peligro del limón es que, al tener un PH tan ácido, cuando lo aplicamos directamente puede generar con facilidad irritaciones o alergias. Además, reacciona con la luz solar, llegando a causar manchas o decoloraciones si no está bien enjuagado. Cuidado!
Vinagre: Tradicionalmente se ha utilizado para la caspa, para dar brillo al pelo durante el aclarado, para frenar la caída, tratar el pelo graso y hasta como tratamiento para piojos. Pero un uso inadecuado puede provocar resecamiento e irritación en el cuero cabelludo, alteraciones del PH y debilitación de los folículos.
Aceites vegetales y mantecas: En contacto con la luz y el aire, tiene una alta oxidación y son susceptibles a degradarse o enranciarse fácilmente. Cuando esto ocurre generan una sustancia llamada peróxido, que puede poner en peligro la salud de la piel.
Entonces, ¿qué hacer?
Todo lo mencionado anteriormente no quiere decir que no puedas hacer, por ejemplo, una mascarilla casera de miel y aceite de oliva o de clara de huevo, de vez en cuando. Lo importante es conocer los riesgos y tomar las precauciones adecuadas.
Cada vez más, y con buen criterio, nos preocupamos por conocer los ingredientes de los productos que adquirimos y demandamos fórmulas que sean efectivas a la vez que más respetuosas y seguras. Por suerte, actualmente la cosmética cuenta con un tecnología muy avanzada que permite aprovechar al máximo todos los beneficios de los ingredientes naturales, extrayendo sus principios activos e incorporándolos a las fórmulas con técnicas que permiten un aprovechamiento óptimo y sin riesgos.
Pero además de todo esto, también es importante elegir bien los productos teniendo en cuenta nuestras necesidades específicas. Cuando elaboras una mascarilla casera para el pelo (posiblemente porque has detectado algún problema concreto), te saltas todo el proceso de asesoramiento profesional y te arriesgas a que un ingrediente inicialmente seguro, acabe empeorando el problema.
Si sopesamos todos los riesgos y calculamos lo que luego nos costaría arreglar estos problemas en tiempo, dinero, consultas al dermatólogo, medicación, tratamientos… el balance se vuelve claramente desfavorable a la cosmética hecha en casa, máxime cuando existen productos formulados con ingredientes naturales, que son testados clínicamente para asegurar su efectividad y darte la seguridad que no existen efectos secundarios ni son nocivos para tu salud.
En resumen, las mascarillas caseras para el pelo y los tratamientos profesionales pueden coexistir en tus rituales de cuidado, pero siempre es mucho más seguro y recomendable que uses preferentemente productos elaborados en condiciones controladas y especialmente formulados para aportarte los mejores resultados.